11 / 01 / 2017
La decisión significa un nuevo impulso a la inflación, en un período electoral en el que desde el oficialismo aseguran (y así lo firmaron en el Presupuesto) que la suba de precios no superará en los 12 meses venideros el17%.
El porcentaje previsto para el primer incremento es el mismo que se anunció en octubre, pero fue suspendido por el Gobierno nacional, en plena discusión por las tarifas de servicios públicos como la luz y el gas.
Por su parte, los estacioneros ya alzaron la voz en contra de esta medida, en tanto podría afectar la demanda. Recordaron que “el año 2016 el combustible líquido aumentó el 31%, lo que provocó que los expendedores no la pesemos bien debido a la caída en las ventas como directa consecuencia de los incrementos”.
Así lo explicaba Juan Carlos Basílico, presidente de la FEC, quien agregó que después de unos meses del último aumento, la demanda se fue recuperando, aunque no alcanzó los niveles de 2015 y advirtió que “ni bien suban los precios, la mínima recuperación se desplomará nuevamente”.
Por otra parte, planteó que las principales estaciones de servicio que sufren los impactos de los incrementos de las naftas son las que venden hasta 100 mil litros por mes, cuyo único margen de rentabilidad está basado en el volumen, “por mínima que sea, las consecuencias sobre dichos establecimientos son demoledoras”, manifestó.
Detalló que cada vez que se efectiviza una suba de precios al surtidor, los clientes retraen su demanda en un 9% promedio, de acuerdo al tamaño de la expendedora y la zona del país.