Se complica el tránsito por más camiones en las calles

23 / 12 / 2011

Hacen la carga y descarga de sus repartos en doble fila o sobre ochavas. Y en las calles angostas se tapona mucho la circulación. Faltan controles y también planificación para la instalación de los súper. Fuerte crecimiento de autoservicios barriales.

Fuente: Clarín

 

Se complica el tránsito por más camiones en las calles

Son las 14.45 de un día de semana. En la avenida Juan de Garay, el tránsito no puede avanzar porque un enorme camión tanque de cerveza está detenido en el medio, sin poder maniobrar. Los automovilistas intentan dejarle lugar para que doble por Tacuarí, pero ningún espacio alcanzapara semejante mole. El semáforo se pone en rojo y el nudo de tránsito todavía no se desató. Este caso extremo y real es una muestra de uno de los grandes problemas no resueltos de la ciudad: las dificultades que provocan la circulación de camiones y sus actividades de carga y descarga en las calles y avenidas porteñas.

Cada día por la Ciudad circulan unos 30.000 camiones. El nuevo fenómeno es el crecimiento de los autoservicios barriales , sumado al ya conocido auge de la construcción con sus volquetes, camiones de hormigón y materiales. Ya hay 1.588 autoservicios chinos y una cantidad creciente de supermercados “de proximidad” de grandes cadenas como Carrefour, Día o Eki, que se instalan en los barrios. Esto genera un gran movimiento de transportes que, para abastecerlos, circulan porcalles angostas . Algunos son pequeños, pero los que entregan lácteos, gaseosas y cervezas miden entre 8 y 12 metros. Son los más grandes que entran a la ciudad, porque el resto sólo puede circular por la red de tránsito pesado.

“Hace poco, abrieron un Carrefour Express frente a mi casa, en Arroyo y Suipacha –cuenta Felicitas Gutiérrez, vecina de Retiro–. En general, los camiones van entre las 6 y las 7 y la molestia que causan es el ruido. Pero cuando aparecen al mediodía se arman unos embotellamientos hasta Carlos Pellegrini. Como la calle es angosta y hay autos estacionados, los camiones la taponan por completo”.

Para limitar los trastornos, el año pasado el Gobierno porteño impulsó un plan de carga y descarga que pretendía limitar su permanencia en el Centro, obligándolos a alejarse progresivamente a partir de las 9.30. Pero la medida fue resistida por el gremio de camioneros. Finalmente, el Ejecutivo dispuso que pueden permanecer en el área delimitada por las avenidas San Juan, Jujuy, Pueyrredón, Libertador, Alem y Paseo Colón hasta las 11.30. Pero esta reglamentación se cumple poco y no hay controles.

Tampoco se controla el buen uso de los 750 cajones azules en el micro y macrocentro, donde los vehículos de menos de 8 metros pueden parar hasta media hora para cargar y descargar mercaderías. Algunos los usan para estacionar, y también hay transportes que se quedan más de lo permitido.

“Los camiones tienen menos maniobrabilidad y obstruyen el tránsito –observa Alberto Silveira, de Luchemos por la Vida–. Además, no deberían poder circular a 60 km/h en una avenida, como el resto del tránsito. No se hacen cumplir los horarios de carga y de descarga, lo que genera grandes congestionamientos. Realizan esa actividad en lugares donde no se puede y a cualquier hora, a veces hasta parando en ochavas y sendas peatonales. Y las cajas azules sólo legalizan el caos existente”.

Hace un mes, la Legislatura porteña aprobó una ley que establece condiciones de carga y descarga para los autoservicios. A partir de esta norma, los locales de entre 100 m2 y 1.000 m2 que tengan “una superficie destinada a depósito, cámaras frigoríficas y/o acondicionamiento de productos no inferior a los 30 m2”, deberán contar con entre uno y tres puestos de estacionamiento dentro del local para descargar mercaderías.

“En Buenos Aires falta planificación urbana –sostiene Silveira–. Debiera existir una zona de depósitos en la periferia, para que llegue el tránsito pesado y la mercadería se traspase a otros vehículos. Tampoco puede ser que haya negocios por todas partes : aún en los barrios tiene que haber zonas comerciales diferenciadas, donde la actividad de carga y descarga se haga sin tantas consecuencias”.

Para disminuir el tránsito de camiones por la Ciudad, el Gobierno porteño impulsa un proyecto en la Legislatura para eximir del pago de impuestos a las empresas que construyan playones, donde las mercaderías puedan ser traspasadas de los camiones de gran porte a vehículos más pequeños. Estos centros deberán estar a no más de 500 metros de las autopistas y avenidas. Y el Ejecutivo planea crear un megaplayón de 37 hectáreas cerca del Parque Roca.


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